El Blog del Pastor

                  Blog del Pastor – Elaborador por nuestro pastor general Dr. Abiel Amaya.

Nací en Santa Ana el 27 de noviembre de 1962, momento en el cual mis padres, hermanos José Fidel y Elba Lilian de Amaya, eran pastores en Templo Betel Santa Ana, y momento en el que Templo Betel era la sede nacional de la CEAD. En 1964, mismo año en que la obra se trasladó a San Antonio Abad, mi padre fue electo Vice Superintendente y tuvimos que trasladarnos de la comodidad de Templo Betel, a Nueva Guadalupe San Miguel. Estoy orgulloso de mis raíces, pues creo que el evangelio es la mejor herencia que se puede recibir mientras se vive.

En 1968, debido a que mi padre fue electo Superintendente nacional de la CEAD, nos trasladamos de Nueva Guadalupe San Miguel a San Salvador; fue entonces que mis hermanos mayores y yo fuimos bendecidos para estudiar en el Liceo Cristiano fundado siete años antes por el Misionero Juan Bueno; debo reconocer que todos estudiamos becados por orden del hermano Juan, las finanzas de la Superintendencia para ese entonces no alcanzaban para educarnos a los cinco hijos. Estas son las cosas que mientras vivamos nunca sabremos la repercusión ni alcance que tienen, y sólo en la eternidad entenderemos lo valioso que fueron éste tipo de actos: Muchas gracias hermano Juan.

Fueron innumerables las experiencias que como familia vivimos en la Superintendencia: bonitas, y feas, alegres y tristes, de la obra y de la familia: La muerte de hermano David Stewart; la muerte de Hermano Eugenio Lampp; el matrimonio de mi hermana Evelyn con Ernesto; el haber estrenado la casa del Superintendente; la muerte de hermano Carlos Cea, primer benefactor del ministerio de mis padres, y muchas otras. Ahí crecimos, ahí entendimos el evangelio y ahí aprendimos a amar la Obra, a la cual hoy nos debemos.

En enero de 1979 mi padre renuncia a la Vice Superintendencia de la CEAD, cargo que solo ejerció por un año, y de nuevo nos trasladamos a Templo Betel Santa Ana. Ya no éramos siete, sólo quedamos cuatro: nuestros padres, mi hermano Misael y yo. Sin embargo seguimos unidos como familia, las reuniones con todos no eran frecuentes, pero manteníamos el nexo familiar. Mis padres encontraron un Templo Betel sin pastor desde hacía cuatro meses, con todo el deterioro que eso implica.

Fue mi papá en 1994 quien me propuso que le ayudara en el pastorado; que estaba cansado me dijo; le dije que no, pero después le dije que sí; siempre lo había admirado y eso me motivó a ser parte de su ministerio.

Desde 1979 la Iglesia empezó a crecer, de 90 miembros al inicio a casi 2400; se compraron propiedades, se fundaron 10 Iglesias filiales, se mandó un misionero al África, 30 nuevos ministros se formaron, se construyó un nuevo Instituto Bíblico y muchas cosas más. Pero el 3 de noviembre de 2008 sucedió lo que todos sabíamos era lo mejor para mi papá, que Nuestro Señor lo llevara a descansar a su seno, y eso sucedió a las 4 de la madrugada de ese día. Lo que nadie esperaba nos vino después, mi mamá, cuatro meses después que perdiéramos a mi papá, enfermó y murió, era el 9 de marzo de 2009.

Fue así como tuve la bendición de asumir el pastorado general de la Iglesia y a partir de ahí, junto a mi hermana Evelyn Amaya de Mejía y su esposo el Dr. Ernesto Mejía Campos, nos dispusimos a fundar la Casa de la Historia como apoyo histórico a nuestra amada Conferencia. 

Todo para la gloria de Dios. Profundos agradecimientos a mi esposa Marlene, mis hijos José Fidel y Abiel, y Familia Mejía Amaya.